viernes, 25 de marzo de 2011

Nunca se me dieron bien las despedidas…

Antes de recoger mis maletas, antes de despedirme con la mayor de mis penas, antes de marcharme y dejarte atrás para siempre… déjame que disfrute de tu belleza una vez más, déjame disfrutar de esos pequeños momentos que tanto hace que te recuerde y sobre todo déjame escribirte lo que siento en esta triste despedida.
Recuerdo aquel primer día que te vi… con tan solo 21 primaveras yo era un joven que me comía el mundo, un joven que no temía nada ni a nadie, un joven se puede decir sin sentimientos definido… hasta que apareciste tu aquella noche y algo cambio en mí para siempre. Recuerdo las primeras palabras de aquella mujer tímida que se escondía entre sus amigas. Poco a poco te fui conociendo y poco a poco me fuiste enredando con tus encantos.
Y llegó el día que te besé por primera vez… ¿lo recuerdas?... estábamos sentado en la alameda con la mar de fondo, yo te dije que cerrara los ojos… tu con tu inocencia lo cerraste, en aquel momento aproveche para darte un beso tímido en esos dulces labios. Fue el beso que más he sentido en mi vida… en ese momento abriste los ojos, te pusiste colorada y sonreíste… supe en ese mismo instante que me enamoré de ti y que quería compartir el resto de mi vida junto a ti. 
Y pasaron los días, las semanas, los meses y los años… hasta que llegó el momento en que me declare… momento que nos emocionamos, momento en el que te declare mi fidelidad eterna… aunque para ser sinceros tú ya lo sabías desde el primer día que me viste. Llegaron nuestros hijos a la vida, hemos sido testigos de la mayor belleza de esta vida efímera viéndolos crecer, conseguir sus ilusiones, madurar, incluso viéndolo casarse con las mujeres de su vida y tener sus hijos… como ya hicimos nosotros años atrás. Hasta hemos vistos a nuestros nietos corretear por la alameda como hicimos nosotros de niños… esta vida es un ciclo tan bello que cuando nos damos cuenta estamos llegando a la meta en un abrir y cerrar de ojos.
Mi querida viejecita, eres incluso con tus arrugas la mujer más bella, la mujer a la cual he entregado mi vida y corazón, la mujer que ha compartido mis éxitos y fracaso como persona, como hombre, marido, padre y abuelo. Y aunque mis días en esta vida tocan su fin… quiero decirte preciosa mía que gracias a ti esta vida ha tenido sentido para mí, gracias a ti he sabido y sentido el verbo más bonito que existe… ¡sí amar! y sobre todo gracias por hacerme pasar de esta tortura de enfermedad en el mayor y mejor viaje de amor jamás contada. Pronto cogeré mis maletas bonita mía y aunque me vaya sin más… ten por seguro que estés donde estés y vayas donde vayas acuérdate que un jovencito con 21 primaveras te estará esperando sentado en la alameda con una rosa en la mano… esperando a su amada… esperándote a ti AMOR MÍO… nuestro amor no se acaba aquí... nuestro amor se hace eterno desde hoy.

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