viernes, 25 de marzo de 2011

Hoy… no es un día cualquiera

            Un día cualquiera te despierta sin más, es un día mas en tu vida, un día donde la rutina se adueña de tu quehacer diario… pero hoy no es un día cualquiera… hoy es el día del principio del fin de nuestras vidas.
            Somos aunque muchos crean que no, personas con sentimientos como cualquier otra persona, personas que tenemos nuestros deberes y derecho (aunque no fueran los derechos que desearíamos pero los tenemos), somos un pueblo odiado tanto por occidente que su odio hace que cieguen la verdadera realidad. Hoy pido la palabra desde estas líneas a tantos políticos y altos cargos que forman este triste mundo, hoy creo que llego el momento de decir basta, de denunciar lo que realmente está sucediendo en tantos pueblos y ciudades de oriente, donde solo existe la ley del más fuerte a golpe de disparos.
            Éramos un pueblo alegre, feliz, sin temores, donde los niños jugaban inocentemente a diario con sus pelotas, donde el sonido de los pájaros hacia unos bellísimos amaneceres, donde el sol y la luna nos guiaba a un mundo de sonrisas y alegrías. Pero todo eso se acabo, llegaron los hombres de occidentes con sus tanques y armas, y la paz que adueñaba en este pueblo se transformo en el mayor infierno jamás contado, donde el fuego nunca se sofoca. Ya no vuelan cometas sobre los tejados de las casas, ya no se oyen esos pájaros cantando alegremente, ya no hay niños jugando por nuestras calles… ya no existen simplemente calles… Hoy solo se oyen los sonidos del infierno, la llamada de la muerte que te puede sorprender a la vuelta de la esquina con una ráfaga de balas enviada por el demonio. Hoy la vida le da el testigo a la muerte a golpe de minas anti-personas… hoy nuestras calles son simples laberintos de alambradas eternos que te conducen a una muerte casi asegurada… y todo este infierno por culpa de ti… maldito oro negro, que solo traes destrucción y muerte sobre mi gente.
            No somos terrorista, ni asesinos, ni  tiranos, ni dictadores que aterrorizamos a nuestro pueblo… pero vosotros hombres de occidentes estáis convirtiendo a las personas humildes y buenas en los peores y más sanguinarios terroristas. ¡Claro que deseo vivir en una país sin dictadores!... pero no a este precio… no quiero ver como mi gente agoniza en mis calles mientras sus corazones se apagan lentamente, no quiero oír el llanto de tantas madres mientras abrazan a sus hijos muertos por culpa de una bala perdida….no estoy dispuesto a sufrir este precio.
            Yo no tengo más patria que ver como mi pueblo se levanta a pesar de las piedras que ponéis en el camino, ni mejor bandera que ver una cometa volar. Mi himno no es de guerra, mi himno es la risa de unos niños que viven felices y en armonía, mi mejor arma es la palabra que aunque muchos quieran callarla… ésta perdurara para la eternidad gritando y anhelando todos los días…. ¡LIBERTAD!

No hay comentarios:

Publicar un comentario